Cuando el cómico se instala en la Política...
Estaba enfrascada, trabajando sobre las tasas judiciales; y es que últimamente se me acumula el trabajo. Vamos tan deprisa hacia atrás, que no me da tiempo de salir de una hecatombe cuando tropiezo con otra.
Qué desastre: los autores de tanto disparate resultan ser siempre políticos, por fortuna no todos, pero siempre demasiados.
La verdad es que quería descansar de tanta sordidez, y me disponía a hacerlo cuando entraron una tras otra en mis oídos, como tiros de gracia, una sarta de mentiras denigrantes. Se trataba de las declaraciones del actor Toni Cantó como diputado de UPyD; no podía salir de mi asombro, no cabía mayor patraña ni mayor osadía.
El autor de tanto desatino no sabe o no quiere saber, que está repitiendo un papel que viene de lejos como bandera enarbolada por quienes ejercen la violencia de género y sus corifeos, antes incluso de entrar en vigor la correspondiente Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la violencia de género. Y ahora, de pronto volvemos a la cantinela difamatoria de las "denuncias falsas", las estadísticas sesgadas, los fiscales como invitados de piedra en los expedientes mientras las perversas mujeres denuncian en falso y los hombres se suicidan o mueren a manos de ellas. Se añade una novedad para que todo cuadre: Europa paga al por mayor al Gobierno de España 3.200 euros por cada denuncia de malos tratos, en definitiva miles de millones (¿para fomentar la corrupción?).
Todas estas barbaridades se confeccionan con la suma de mentiras infamantes, repitiendo los bulos hasta invertir la realidad para hacer de las víctimas, victimarias y al revés. La estrategia de siempre. Es de manual. No hay más que repasar el arguentario del Ku-Kux-Klan. Las manifestaciones no sólo son falsas de principio al fin, sino que además no existen más "Afectados por las leyes de género" (su fuente de información) que quienes ejercen violencia sexista y quienes les acompañan en sus campañas contra la víctimas, mujeres, niñas y niños.
Digamos claramente al Sr. Cantó: Vd. no puede exhibir en el Congreso semejante basura sobre un terrorismo de género que no tiene tregua, y que desde 1968 se ha cobrado diez veces más muertes de mujeres e hijos que la
banda terrorista de ETA. Por un elemental sentido de la justicia, el susodicho Cantó no puede fingir ignorancia ante el hecho de que las cinco mujeres que dieron muerte a sus respectivas parejas masculinas eran víctimas incesantemente maltratadas. ¿O acaso será este el único delito en el que no cuente la eximente de la legítima defensa?
El Sr. Cantó haría un favor a su partido renunciando a su acta parlamentaria, cuando su ostentación resulta a todas luces escandalosa y falsaria, incompatible con la dignidad del cargo representativo. Dicho diputado carece ya por completo de toda credibilidad, y arrastra a su Partido al mismo descrédito mientras la retenga bajo su titularidad.
Otros deben ser los escenarios apropiados para representar semejante género de guiones de puro lucimiento, en política no. La ciudadanía se merece el respeto de la verdad, al menos, en el Parlamento. Las recientes elecciones italianas nos acaban de mostrar que cuando el cómico se instala en la política, hace al país ingobernable.
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